viernes, 30 de septiembre de 2011

Camino



Bajo un cielo que sueña
con nubes y aguaceros
y viento y pájaros,
el camino atraviesa
en mitad del silencio
los campos yertos.

Busca en el horizonte
de lomas pardas
el verdor de unos trigos
que ya se fueron
y respira profundo
mientras añora
donde viven los árboles.

El camino no sabe,
porque nadie le ha dicho,
que no llegará lejos.

martes, 27 de septiembre de 2011

Adjetivos



“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata.”
Vicente Huidobro


“VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

Horacio Quiroga



         Extraña ley de vida, que aquello que puede darla sea capaz a su vez de arrebatarla sin remedio, que del propio veneno pueda obtenerse el antídoto. Porque el adjetivo es eso, antídoto y veneno, para el nombre al que acompaña. Elegir el adecuado no es suficiente. Es preciso también detectar la necesidad de su presencia, sentir la gratificante notoriedad de su omisión. La advertencia de Huidobro no es gratuita. Sobre todo porque nos queda el trabajo ineludible de cómo se hace tal cosa. No es fácil. No lo es porque nos cuesta desprendernos de la percepción escolar del adjetivo como una cataplasma, una adherencia, o, peor aún, un adorno barroco para el sustantivo al que se refiere.
        En ocasiones escucha uno de no importa qué texto que está muy bien adjetivado. Si el texto es ajeno no es difícil disimular el escalofrío. Otra cosa es si es propio. Uno siente que le recorre la espalda un temor de hielo, de fuego a la vez, que quema y duele. Una inquietud y más de una duda. Porque no sabes muy bien qué es lo que te andan diciendo. Seguramente que has utilizado muchos y muy sonoros y poco usuales o raros. Y eso, de ser cierto, lejos de representar un halago, acaba por convertirse en la peor de las críticas.
        El secreto (es Horacio Quiroga quien nos pone sobre la pista), está en hallar el nombre preciso, aquel que contiene la sustancia de todo lo que queremos nombrar. Si lo hallamos no necesitaremos más. Claro que no es lo corriente y debemos recurrir al adjetivo con el fin de matizar y definir sus límites con claridad.
        Me pregunto si alguien se atrevería a decir lo mismo, que está muy bien adjetivado, de un texto que careciese de ellos por completo por no necesitarlos. Un texto sin venenos ni antídotos, un texto en el que lo sustantivo es fundamental y la omisión de lo “ad objetum” imprescindible.
        No sé, no sé, sería curioso.
Mientras tanto, mientras conseguimos la perfección, seguiremos escribiendo y aplicándonos en el ensayo y el error (casi tanto en lo segundo como en lo primero), para hacer llegar nuestra voz a quienquiera que nos lea, mientras dudamos.





sábado, 24 de septiembre de 2011

El pasquín

      "El pasquín" forma parte de "Invitados", mi primer libro. Fue Accésit en el III Premio de Relatos Cortos "Tierra de Monegros", en 2001.
    Un rumor no siempre es lo que parece. De eso va.

(Issuu es fácil de manejar. Puedes leerlo a pantalla completa, pasar página contínua... Es la primera vez que lo utilizo y espero que funcione y sea útil. Si hay algún problema me decís.)

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mi primer libro (Invitados)

Publicar el primer libro es algo muy especial. Por eso “Invitados” es para mí un punto de arranque y una referencia. Para todo. Aprendí mucho en todo el proceso. Aprendí, por ejemplo a no fiarme de la editoriales (así se llaman ellos) desaprensivas. Y tuve suerte de hallar consejo y desconfiar. De modo que el camino de la autoedición quedaba expedito. Siempre lo está.

Si yo iba a ser mi propia editorial, necesi- taba un logo. Y lo dise- ñé. No faltaría más. Me prometí que aparecería en todos los libros en que participara de modo significativo.
       Aprendí sobre diseño de portada, gramaje de papel, lomo, sangres, pdf´s, ISBN, DL, y todo un  mundo que para mí, hasta entonces, era totalmente desconocido. Supongo que, de algún modo todavía lo es porque sigo aprendiendo.

Así que maquetado, corregido e impreso, todos los errores (salvo los de imprenta, cosido y pegado incluidos) me son imputables. Creo que quedó muy digno.

La imagen de portada también me pertenece. Es un paraje de paso, en el camino del río que siempre me causa una sensación especial.

Gobierno de Navarra subvencionó la edición, cosa que es de agradecer a pesar del galimatías de los trámites. Su logo y referencia aparecen, pues, en el libro. Actualmente se encuentra prácticamente agotado.

La presentación tuvo lugar en la Biblioteca de Fustiñana y en dependencias de Castelruiz, en Tudela. De agradecer la asistencia que, sin ser multitudinaria, sí que fue bastante numerosa. Pepe Alfaro fue quien llevó la manija en ambas ocasiones.

De los cuentos que aparecen y otros datos os hablo en la pestaña “Invitados”, reservada para él. Si os apetece podéis visitar la página. Y en la próxima entrada os propondré la lectura de uno de los relatos que lo componen.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Río



El río se despierta
en mitad de un silencio luminoso
para que el cielo viaje en el espejo
que lleva al mar.
Las espadañas beben en la orilla
la tibieza del sol
y se mira la fronda
en el azogue oscuro de sus aguas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Del final

“11. Un cuento sabe cuándo finaliza y se encarga de manifestarlo. Suele terminar antes, mucho antes que la vanidad del narrador.”
Del nuevo decálogo de Andrés Neuman.

            Ya veis que lo de “decálogo” es un decir. Casi todos los decálogos vienen con carambullo. Éste no podía ser menos. Pero creo que acertó al excederse porque el mandamiento tiene su qué. Hubiera sido una pena no recibir un consejo así. Aunque no se esté de acuerdo en todo, que no se trata de eso.

            Desde luego el cuento sabe cuándo finaliza, cuándo debe finalizar. Es cierto también que se encarga de ponerlo de manifiesto. Pero el oído debe estar acostumbrado y alerta. En caso contrario el cuento se desgañitará, se retorcerá de dolor de tripas... pero no nos enteraremos. Es la sensación, educada en interpretar matices y signos apenas perceptibles, la que debe guiar al que escribe. Y eso, amigo, es toda una vida de ensayo y error (casi tantos errores como intentos, no nos vamos a engañar). Además, por si no fuera suficiente, hay cuentos mudos. Si saben algo respecto a su remate, se lo guardan bien guardado. Así nos va.
 
            La segunda parte del mandamiento habla de la vanidad del narrador e, interpreto, de cómo suele influir en ese no escuchar al cuento que se desgañita pidiendo un final, que ya está bien. Pero el escritor, por una vez, ha encontrado la voz y siente que podría seguir hasta el final de la resma. Se corre el peligro entonces de demorar el final de algo que debió terminar folios atrás. Todo por vanidad. Bueno, no sé si en realidad es vanidad, que bien podría ser otra cosa, ya digo.
      

           

lunes, 12 de septiembre de 2011

Ansoáin


       El jueves, ocho de septiembre, se celebró en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Ansoáin la entrega de premios de los certámenes literarios, así como los correspondientes al concurso de carteles de fiestas. 
       Los premiados en el concurso de carteles fueron los primeros en recibir sus premios.
         Se entregaron después los diversos galardones a los ganadores en las categorías infantil y juvenil en sus modalidades, castellano y euskera, narrativa y poesía.
       Para terminar se entregaron los premios del concurso de relatos breves.

XXIII Certamen de Relato Breve Lapurbide
Modalidad Castellano
Ansoáin - 2011

                 1º Premio: "Gárgolas", de Manuel Arriazu
                 2º Premio: "La proximidad", de Mª Luisa Frisa









viernes, 9 de septiembre de 2011

Taza y media

Por si no queríais caldo...
Pues eso, ahí va otra muestra de mi "Caldo de cabeza", no sé si espeso, pero con sustancia y fundamento (espero...).

SIN FRONTERAS

            Tengo un amigo solidario. Un amigo que quiere compartir y, desde lo que él mejor sabe hacer, colaborar a cambiar este mundo que no ve más allá de sus narices cuando se trata de paliar las necesidades de sus congéneres más desfavorecidos. Así me consta. Así se lo he oído decir cientos de veces. Así me lo dice ahora. Así que me tiene preocupado con esa idea atroz que le viene rondando la cabeza, según dice, de un tiempo a esta parte. A ti que te parece, me pregunta, y se queda esperando una respuesta que cree conocer de antemano, que piensa sin ningún género de dudas que alcanzará a darle la razón, que será positiva. Pero, la verdad, en este caso yo no sé qué responder sin herir los sentimientos de mi amigo y no entiendo cómo podría evitar hacer referencia a la inoportunidad de la forma en aquello que me plantea, a los problemas colaterales que llevarla a la práctica podría traer aparejados. A ti qué te parece, repite, pero antes de que alcance yo a solucionar mis dudas sobre cómo enfocar el tema sin levantar ampollas en su sensibilidad, se halla abrumándome con razones que, por lo que se ve, lleva pensadas de antemano, que parece haberle dado muchas vueltas al asunto, con el fin de rebatir las hipotéticas razones que pudiera yo oponer a sus proyectos. Me habla de otras oenegés que empeñan sus esfuerzos en fines similares. Le escucho hablar de médicos sin fronteras, de payasos sin fronteras, de panaderos, ebanistas, ópticos, relojeros... todos sin fronteras. De modo que por qué no, me dice y se queda de nuevo esperando una respuesta. En esta ocasión yo trato de hacerle reflexionar acerca de cómo sería recibida la idea entre sus compañeros de profesión, ya sabes, le digo, que hay mucho suspicaz, que aún no se ha visto que por ayudar al otro ande uno tirando piedras sobre su propio tejado y, peor aún, si ha pensado sobre las consecuencias de su ayuda, a largo plazo, vamos. Al menos si lo que pretendes es... Ya no me escucha. Se ha quedado serio. Menos mal. Íbamos a hacer un pan como unas hostias, seguro, con su nueva oenegé. Porque no sé si les he dicho que mi amigo, aparte de solidario, que lo es mucho, es aduanero. ¿Se imaginan? Aduaneros sin fronteras. No lo quiero ni pensar. Aunque, mira, se me empieza a antojar que mucho disparate no es eso de ayudar a los demás derribando barreras artificiales. No estaría nada mal, oye, le digo, pero creo que ya no me escucha.


sábado, 3 de septiembre de 2011

Recital de las Jornadas Judías



El pasado miércoles, 31 de agosto, dentro de las JORNADAS EUROPEAS  DE LA CULTURA JUDÍA en TUDELA, a las siete de la tarde, se celebró un Recital poético con acompañamiento musical sobre los poetas tudelanos Yehuda Ha Levi y Abraham Ibn Ezra. El marco, apropiado para el acto, no pudo ser sino la Plaza Yehuda Ha Levi (Bóveda del Convento de San Antón).
El recital corrió a cargo de miembros de Traslapuente. Pepe Alfaro realizó una breve presentación de los personajes en su momento histórico y antes de cada intervención iba proporcionando las claves que trataban de hacer más comprensible a los oyentes los poemas que iban a escuchar. Recitaron los poemas: Milagros Rubio, Isidro López, Juanjo Valencia y Rafael Rodríguez. La música de laúd corrió a cargo de Jesús Álava.



Abraham Ibn Ezrá

(Con ocasión de la destrucción de las aljamas andalusíes por los almohades. Es el lamento por el fin de la gran época de la cultura hebrea en Al-Andalus.)

¡Ay! Sobre Sefarad ha caído del cielo la desgracia;
“mis ojos, mis ojos vierten aguas”.
Mis ojos lloran, cual manantiales, por la ciudad de Lucena;
libre de tacha, sola, allí vivió la comunidad exiliada,
sin cambio alguno durante mil setenta años.
Más le llegó su día, huyó su población, se quedó viuda,
sin Ley, sin Escrituras, sellada la Misná,
estéril el Talmud, perdió toda su gloria.
Sicarios y hombres violentos van de acá para allá;
El lugar de oración y de alabanza se convirtió en casa de orgía.
Por eso lloro y golpeo las manos; en mi boca hay perpetua elegía.
Sin cesar repito: “¡oh si mi cabeza se tornara aguas!”.

Ay! Sobre Sefarad ha caído del cielo la desgracia;
“mis ojos, mis ojos vierten aguas”.

Mi cabeza rasuraré y gemiré amargamente por la aljama de Sevilla,
por sus príncipes muertos y por sus hijos cautivos,
por sus delicadas hijas, a religión extraña entregadas.
¿Cómo fue abandonada Córdoba y convertida en desolado mar?
Allí sabios y poderosos murieron de hambre y sed.
Ningún judío, ni uno solo, ha quedado en Jaén ni en Almería;
ni en Mallorca ni en Málaga resta refrigerio alguno.
Los judíos que sobrevivieron cruelmente fueron heridos.
Por eso me lamentaré amargamente, y mucho plañiré,
y mis gemidos, a causa de mis dolores, fluirán como aguas.

Ay! Sobre Sefarad ha caído del cielo la desgracia;
“mis ojos, mis ojos vierten aguas”.

JEHUDA HA LEVI   (Poemas de amor y vino)  

1.  Sobre las alas del viento pongo mis saludos
cuando hacia mi amado sopla con el calor del día;
sólo pido que recuerde el día de su partida,
cuando hicimos un pacto de amor junto al manzano.

2.  Graciosa gacela, con tu hermosura me cautivaste,
cruelmente me esclavizaste en tu prisión.
Desde que la ausencia se interpuso entre nosotros
no he encontrado figura comprable a tu belleza.
Saboreo una roja manzana cuyo aroma es como
la fragancia de tu rostro y tu atavío;
tiene la misma forma de tus pechos y el color
de ese rubí que asoma a tus mejillas.
              
3.  La noche en que la joven gacela me descubrió
el sol de sus mejillas y el velo de su pelo,
rojizo cual rubí, cubriendo, sobre
sien de húmedo bedelio, su bella imagen,
se parecía al sol, que cuando despunta enrojece
las nubes del alba con su brillante llama.

4.  La cierva lava sus vestidos en las aguas
de mis lágrimas y los tiende al sol de su esplendor,
No precisa agua de manantiales, pues tiene mis ojos,
ni sol, con la belleza de su figura.