jueves, 20 de septiembre de 2012

Espino albar


En las noches de luna

recolectan las hadas
como si fueran perlas
los frutos del majuelo.
Con ellos alimentan
los sueños de los duendes
que guardan el secreto
de la puerta que lleva
a los remotos mundos
donde todo es posible.
En las noches de luna
los zorros, encelados,
tratan de hacerlo suyo
robándoles el alma
de las drupas maduras.
Y se calla la luna
mientras esparce plata
sobre las sombras grises
que habitan los caminos.






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