Salía
Gila al escenario, el genial Gila, disfrazado de soldao chusquero, que se
notaba que se le había pasado el reemplazo hacía décadas. Llevaba casco por si
las moscas.
Y es que Gila era muy precavido. Sabía quién era el enemigo. Y, mire usted, le
prestaba un merecido respeto. La policía de Valencia también sabe quién es el
enemigo, pero se disfraza de otra cosa. Llevan puesta la democracia en la
frente, pero se nota que es pegada y al menor conato de sudor se les despega. Y
ya se sabe que pegar y despegar sólo quiere empezar. Así que otra vez a pegar. No
esperan a salir del cine para avanzar, ni le dicen al enemigo cuántos son y así
a Gila le entran dudas acerca de quién es la lagarterana de bigote.
Tratar de “enemigo” a los
estudiantes que se manifestaban contra los recortes en educación es un
disparate que nos retrotrae a muchos años atrás. No se trata de un lapsus, como
algunos quieren hacer ver, sino de un ataque de sinceridad que se produjo en el
lugar inadecuado. Se dijo en voz alta lo que de verdad se pensaba, que no digo
yo que no fuera sincero el jefe de policía, y resulta que había gente
escuchando. Estoy seguro de que ni siquiera se percató de la atrocidad que
acababa de pronunciar en román paladino. Es más, dudo mucho de que haya habido acto
de contrición, arrepentirse de qué, a ver qué se han creído éstos. Reconocer
que para la policía cualquier ciudadano puede alcanzar con tan poco semejante
categoría (ser manifestante no es, no debería ser, ser enemigo de nadie) pone
de manifiesto que la transición no ha acabado. Seguimos ahí, anclados en el
pasado. Es el día de la marmota.
El señor Rajoy lamenta la imagen que
se da de España. Pero no aclara qué hecho concreto es el que, según él, produce
esa mala imagen y la proyecta allende las fronteras patrias. Los estudiantes
que se manifiestan reivindicando menos recortes en la enseñanza pública / La
policía repartiendo leña a diestro y siniestro. No estaría mal que nos
explicara cual de los dos es la imagen que lamenta.
El señor Wert daba el pego en las
tertulias de la tele. Allí iba de majete y de colegui. Pero fíjate tú lo que
son las cosas. Ya no. Ya no va de majete y sus coleguis son quienes son y a ti
te encontré en la calle. Con llamar violentos a los chicos, arreglado. Esperaos,
majos, que os voy a recortar lo que no pensáis.
No sé si recuerdan ustedes la
“guerra del pimiento”. Allá por Ribaforada. Bueno, eran otros tiempos, dicen, y
los agricultores se manifestaban pacíficamente y pensaban que aquellos jeeps
que llegaban y aquellos maderos que bajaban y que se les iban acercando no les
podían hacer nada porque lo que pedían era de justicia. Eran gente de paz que
pedía lo justo. Hasta que alguien pulsó el botón de repartir candela y los
agricultores de la Ribera
aprendieron a correr a cruzacampos con la boina incrustada a golpes y
vergüetazos por todo el cuerpo. ¡Coño! ¡Quién iba a pensar…! Ellos no lo
sabían, pero eran “el enemigo”.
Bueno, pues Gila, volverá a llamar
por teléfono. A mí me gusta más cuando cuenta lo de la operación de estética de
su tía soltera, que le iban a quitar veinte años y al final le dejaron la cara
del mes pasao. A la policía le pasó al revés. Digo, en lo de la estética.
1 comentario:
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