Cuando Alfred J. Quak se mudó a su nueva casa en Hamshire, en 1783, encontró que su despacho disponía de un gran armario biblioteca en el que quedaba demasiado espacio libre. Decidió que no podía ser de este modo y encargó a su encuadernador la elaboración de libros en distintos tamaños y grosores. Él le proporcionó los títulos que habían de lucir los lomos. Él figuraría como autor de todos ellos y era su intención hacer que finalmente existieran en realidad. Decidió que fueran diecisiete por pura cuestión supersticiosa. Era propenso.
[Este no es Alfred J. Quack
Por no ser, no es ni Huxley]
Títulos
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Breve historia de todo.
El minuto de gloria de Silvia Donoso.
El candidato.
Los límites del infinito.
El caos y otros órdenes establecidos.
Si no hubiera condiciones.
Puede que sí.
Razones para un desafuero.
Quién mató a Caín.
Regreso al faro de Maverick.
El paso cambiado.
Dulce sabor agrio.
Los ojos garzos de Marel Senderos.
De los infinitos que caben en la nada.
Inventario de nombres jamás usados.
Historias para dormir marmotas.
Azar y sombras.
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Estos títulos de libros falsos son verdaderos. Es decir, es falso que no sean los verdaderos títulos de los libros falsos de Alfrad J. Quack. Los libros falsos pueden tener títulos verdaderos dentro de su falsedad. Supongo que del mismo modo pueden los libros verdaderos poseer títulos falsos dentro de su falsedad verdadera.
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