miércoles, 3 de octubre de 2012

Al borde de cada día



Nos trajo Koldo Pla su poemario Al borde de cada día a Castelruiz. Nos presentó Mila y, por lo tanto, le conozco poco. Sé que tiene muchos amigos y que llenan el escenario. Y algo más sé de él a través de su poesía. En su dedicatoria expresaba su deseo de que el acto hubiera resultado, al menos, agradable. Puede estar seguro de que fue mucho más que eso.


 SIN MEMORIA

 Arrancaron mi infancia con los últimos cerezos,
no queda raíz donde anidar el paso
ni pozo donde el olvido emerja del fondo del agua.

Un eco de acacias y ababoles me convoca,
una voz antigua de peñas y bojes
¾memoria de tierra roja en mi memoria inaccesible—
aquí y ahora
náufrago en los trigales de marzo.

Hay un recuerdo sin techo
bajo los muros de hiedra,
una mirada sin ojos
bajo la sombra del olmo abatido, un pecho
sin rama donde posar su aliento,
sin fuente donde lavar sus alas.

Sólo un murmullo de cántaros vacíos
tintinea en los serones
y cae rodando la tarde
por el viejo camino de Sorlada.

                                  Koldo Pla.




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