1+1= 10
(en base dos y en base
D´Hont).
Hay dos aspectos de estas pasadas elecciones que me han
dejado un regusto turbio. Una especie de amargor dulzón que azuza un poco. El
primero de ellos se refiere a una injusticia manifiesta. Ya sé, ya sé, se me va
a decir que es la ley. Pero si la ley no es justa digo yo que algo habrá que
hacer. Cambiarla, por ejemplo. Pero ya veréis cómo no. Y eso que, apurando un
poco se podría incluso reclamar derechos constitucionales. Un hombre un voto.
Eso dice la ley. Pero la trampa dice que mi voto vale más o menos según a quién
se me ocurra votar. Es más, depende también de dónde vote. Es como si cuatro
gallinas ponen cuatro huevos y si están juntas esos cuatro huevos son media
docena y si están esparcidas no llegan a un par. Así, con un par. Como poco se
tiene que alborotar el corral. Digo yo que lo que es claro con gallinas también
lo ha de ser con ciudadanos. Algún factor de corrección habrá que introducir
(si no una corrección total), en una ley electoral que premia los micorralismos.
A ver si se ponen a la tarea de una xxxx
vez.
Es curioso, pero la segunda cuestión no tiene que ver con
las Generales. Resulta que en algunos municipios se celebraban también
elecciones Locales. Y leo en el periódico, sin estupor pero con espanto, que
todo un pueblo se ha unido para votar en blanco y hacer que la única
candidatura que se presentaba no alcanzase el porcentaje mínimo necesario para
validar los resultados. Y se monta el belén a un mes vista de navidad porque
resulta que sí, que por un voto se consigue que resulte vencedora la citada
candidatura. No quiero entrar en la ideología de la misma. Para lo que tengo
que decir tanto da y, además, he de suponer que la junta electoral ha velado
por el cumplimiento de la ley y reúnen todos los requisitos. Lo que me espanta
es que todo un pueblo capaz de ponerse de acuerdo en algo, por ejemplo, como
votar en blanco el día de las elecciones (difícil, eh), no haya sido incapaz de
unirse antes y elaborar una lista alternativa a la que ahora se le quiere negar
el mismo derecho que ellos despreciaron. Eso... o lo de la gestora tenía ya
nombre y apellidos. O alguien creía que sí y le convenía. Que aquí el que no se
sale se rezuma. Ahora, puntas de haba.
Me dicen Tip y Coll que otro día, otro, hablaremos del
gobierno.
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