“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata.”
Vicente Huidobro
“VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.”
Horacio Quiroga

En ocasiones escucha uno de no importa qué texto que está muy bien adjetivado. Si el texto es ajeno no es difícil disimular el escalofrío. Otra cosa es si es propio. Uno siente que le recorre la espalda un temor de hielo, de fuego a la vez, que quema y duele. Una inquietud y más de una duda. Porque no sabes muy bien qué es lo que te andan diciendo. Seguramente que has utilizado muchos y muy sonoros y poco usuales o raros. Y eso, de ser cierto, lejos de representar un halago, acaba por convertirse en la peor de las críticas.
Me pregunto si alguien se atrevería a decir lo mismo, que está muy bien adjetivado, de un texto que careciese de ellos por completo por no necesitarlos. Un texto sin venenos ni antídotos, un texto en el que lo sustantivo es fundamental y la omisión de lo “ad objetum” imprescindible.
No sé, no sé, sería curioso.
Mientras tanto, mientras conseguimos la perfección, seguiremos escribiendo y aplicándonos en el ensayo y el error (casi tanto en lo segundo como en lo primero), para hacer llegar nuestra voz a quienquiera que nos lea, mientras dudamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario