viernes, 9 de septiembre de 2011

Taza y media

Por si no queríais caldo...
Pues eso, ahí va otra muestra de mi "Caldo de cabeza", no sé si espeso, pero con sustancia y fundamento (espero...).

SIN FRONTERAS

            Tengo un amigo solidario. Un amigo que quiere compartir y, desde lo que él mejor sabe hacer, colaborar a cambiar este mundo que no ve más allá de sus narices cuando se trata de paliar las necesidades de sus congéneres más desfavorecidos. Así me consta. Así se lo he oído decir cientos de veces. Así me lo dice ahora. Así que me tiene preocupado con esa idea atroz que le viene rondando la cabeza, según dice, de un tiempo a esta parte. A ti que te parece, me pregunta, y se queda esperando una respuesta que cree conocer de antemano, que piensa sin ningún género de dudas que alcanzará a darle la razón, que será positiva. Pero, la verdad, en este caso yo no sé qué responder sin herir los sentimientos de mi amigo y no entiendo cómo podría evitar hacer referencia a la inoportunidad de la forma en aquello que me plantea, a los problemas colaterales que llevarla a la práctica podría traer aparejados. A ti qué te parece, repite, pero antes de que alcance yo a solucionar mis dudas sobre cómo enfocar el tema sin levantar ampollas en su sensibilidad, se halla abrumándome con razones que, por lo que se ve, lleva pensadas de antemano, que parece haberle dado muchas vueltas al asunto, con el fin de rebatir las hipotéticas razones que pudiera yo oponer a sus proyectos. Me habla de otras oenegés que empeñan sus esfuerzos en fines similares. Le escucho hablar de médicos sin fronteras, de payasos sin fronteras, de panaderos, ebanistas, ópticos, relojeros... todos sin fronteras. De modo que por qué no, me dice y se queda de nuevo esperando una respuesta. En esta ocasión yo trato de hacerle reflexionar acerca de cómo sería recibida la idea entre sus compañeros de profesión, ya sabes, le digo, que hay mucho suspicaz, que aún no se ha visto que por ayudar al otro ande uno tirando piedras sobre su propio tejado y, peor aún, si ha pensado sobre las consecuencias de su ayuda, a largo plazo, vamos. Al menos si lo que pretendes es... Ya no me escucha. Se ha quedado serio. Menos mal. Íbamos a hacer un pan como unas hostias, seguro, con su nueva oenegé. Porque no sé si les he dicho que mi amigo, aparte de solidario, que lo es mucho, es aduanero. ¿Se imaginan? Aduaneros sin fronteras. No lo quiero ni pensar. Aunque, mira, se me empieza a antojar que mucho disparate no es eso de ayudar a los demás derribando barreras artificiales. No estaría nada mal, oye, le digo, pero creo que ya no me escucha.


No hay comentarios: