sábado, 15 de octubre de 2011

En concreto

“Escribir una novela es pegar ladrillos. Escribir un cuento es vaciar en concreto. No sé de quién es esa frase certera. La he escuchado y repetido desde hace tanto tiempo sin que nadie la reclame, que a lo mejor termine creyendo que es mía.” 
Gabriel García Márquez.

        Al margen de las dudas del autor hacia el origen verdadero de la afirmación, es (espero no tener que advertir que se trata de una opinión personal), una de las mejores definiciones que he escuchado o leído nunca. Y eso que tardé en percatarme de su verdadero sentido. Una palabra desconocida o malinterpretada puede ser origen de cábalas erróneas y eso es lo que me ocurrió en principio. Hasta que caí en la cuenta de que ese “concreto” nada tenía que ver con lo que en principio pensé. Porque aunque hablamos el mismo idioma, en ocasiones las palabras son distintas. Y esta lo era, definitivamente, para mí lo era. Por su más que probable procedencia del inglés. “Concrete”. Me vino a la cabeza mi profesor de la escuela de idiomas escribiendo en la pizarra “a concrete girl” y las carcajadas de todos al final. Porque una “chica de hormigón” da para muchos equívocos.
        Bien pues no sé si escribir una novela es pegar ladrillos. Lo que en mi opinión se acerca a la realidad es ese “vaciar en concreto”, “vaciar en hormigón” que Gabo propone como método de trabajo a la hora de escribir un cuento. Uno da vueltas en su cabeza a una idea, a un personaje, a una situación, a un ambiente, a las palabras que compondrán la carne de la historia que se piensa contar, a la frase inicial, a los renglones finales... A la par, y sin ser del todo consciente, se produce una labor de encofrado que va delimitando el ámbito del relato. Sólo al final uno se atreve a volcar en el interior de esa estructura la masa resultante de su obsesión. Una masa amorfa y casi líquida de tanto ser pensada. Cuando fragua y se desencofra,  el resultado es ese cuento que hasta entonces sólo existía en nuestra imaginación. A veces nos sorprende. A veces nos decepciona. Es lo que hay.
        Por poner un reparo a lo que Gabo afirma (qué atrevimiento...) diré que no siempre es éste el método. Que cada cual decide por dónde empezar, cómo enfrentarse al reto de narrar. Y que a veces el camino se va haciendo al caminar por donde no lo había. También poniendo ladrillos se puede contar un cuento. El resultado, eso sí, sigue siendo sorprendente. Siempre lo es. O debería serlo.

No hay comentarios: